Cadiz en el corazón

Un poeta así cantó
hace tiempo a su paisana.
Si tu tuvieras ventana
te cantaría una odisea-
pero resulta paisana
que vives en la azotea.
Y le seguia cantando
el poeta a su paisana-
letritas que le salian
de lo más hondo del alma.
Lo mismo le cantaba
a su barca marinera
piropos caleteros
escritos en ese rincón-
embrujo de marineros
y cuna de inspiración.
Y la barquita lloraba
escuchando una canción,
que le cantaba el poeta
a la caida del sol.
No quiero dejar de verte-
el día en que yo muera
escrito voy a dejar,
que a mi me dejen de piedra-
contemplando a mi barquita
meciéndose en la caleta.
Aunque ya no pueda verte
desde el cielo te cantaré-
! barquillita marinera ¡
y de noche te hablaré
a solas en la caleta.