Como os puedo decir que ya no contéis conmigo,
pues yo tengo que partir y unirme a otros amigos.
Ésta ausencia forzosa a la que no puedo negarme,
hay que aceptar la partida aunque te hierva la sangre.
No llorar mi larga ausencia, pues seguiremos unidos,
aunque falte mi presencia en momentos decisivos.
Me voy ha un mundo nuevo, para mi desconocido,
pero no menos real que, el mundo donde he vivido.
Un mundo sin diferencias, sin envidias ni egoísmos,
sin riquezas ni pobrezas, un mundo solo de amigos.
Cuando llegue mi partida, arroparos en mi ausencia,
igual que antes lo hacíais estando en mi presencia.
El mundo que yo abandono tiende ha desaparecer,
no se le pone remedio, hay mucha dejadez.
Sus aguas están enfermas, en los mares y océanos,
y los árboles se mueren, los bosques son cementerios.
Y qué decir de la tierra, que está vomitando fuego,
pero se sigue explotando, extrayendo el oro negro.
La tierra no es la culpable que, millones de años hay en ella,
con sus plantas, sus peces y sus animales, ha existido éste planeta.
La culpa la tiene el hombre que vive en ésta tierra,
por querer imponer unas leyes, ajenas a éste planeta.
El mundo se acabará antes de lo que se piensa,
por la locura del hombre, por dominar ésta tierra.
Yo estaré en otro mundo, muy lejos de éste planeta y,
pediré cada día para que acaben las guerras.
Yo pediré por los hombres que gobiernan en la tierra,
para qué unidos acuerden, ¡salvar al planeta tierra!.