Llorar no verán tus ojos
los ojos que te adoraban
como lucero en la noche
de blanca luna estrellada.
No sentirá tu cuerpo
la seda que te tocaba
éstas, mis manos inocente
que fueron por ti olvidadas.
No suspirarás la fragancia
de mi cuerpo en la almohada
ni el calor de unos besos
que te daba en madrugada.
¡No! no escucharan tus oídos
los versos que te contaba
en noches llenas de estrellas
hasta la llegada del alba.